sábado, 21 de noviembre de 2020

Construcción social del aprendizaje a través del texto

El desarrollo tecnológico ha hecho posible la comunicación sincrónica a distancia, con imagen y audio. Sin embargo, la comunicación mediada generalmente es textual y carece de señales no verbales, como los gestos, las miradas y los tonos de voz. Esto hace que se dé un lenguaje desinhibido, con dificultades en la coordinación y la retroalimentación. A mayor restricción en el canal de comunicación, mayor desinhibición de nuestro comportamiento y mucho peor nuestra gestión del conflicto interpersonal. Esto puede ser explicado porque hay menor control social o por la soprecompensación de nuestras características personales, emociones y estados de ánimo, como consecuencia del aislamiento social y de la falta de señales no verbales. (Peiró et al. 1993 )

Cuando los mensajes deben escribirse, la comunicación es lenta y el diálogo no es perfectamente lineal y coherente. Mensajes cortos, condensados, muy personalizados, con abreviaturas, mensajes fragmentados en varios envíos y expresión de nuestros estados de ánimo. Todo esto afecta la profundidad del intercambio y la claridad de los mensajes (Murphy y Collins, 1997 ).

El medio textual asincrónico es favorable en educación para el intercambio de información personal, reflexionar sobre lecturas selectas y expresar opiniones sobre temas de debate. Si la comunicación es asincrónica es más probable que las intervenciones sean más elaboradas porque no hay prisa por responder. Permite la lectura no lineal y más comprensiva. Adicionalmente, la participación es no coercitiva.(Dillenbourg et al. 1995 ).

En conclusión, la comunicación textual asincrónica como el foro, supera a la comunicación por chat. Se debe tener en cuenta que los estudiantes generalmente lo usan con fines sociales y de esparcimiento (Jones, 2002).

Referencia

Roselli, N. et al. (2004). El chateo y la interacción social directa en el aprendizaje cooperativo de díadas Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 36, núm. 3, pp. 391-408 Fundación Universitaria Konrad Lorenz Bogotá, Colombia.

Si eres estudiante, por favor responde esta breve encuesta. Muchas gracias!

miércoles, 14 de octubre de 2020

La Metamorfosis de Piktor

Hermann Hesse

El joven Piktor ha entrado en el Paraíso y se encuentra frente a un árbol que es a la vez hombre y mujer. Con veneración lo mira y le pregunta: “¿Eres tú acaso el Árbol de la Vida?” Pero cuando, en lugar del árbol, le responde la Serpiente, Piktor se vuelve para continuar su camino. Contempla todo con atención y todo le encanta en el Paraíso. Claramente presiente que se halla en el origen, en la fuente de la vida.

           

Ve otro árbol, que es ahora al mismo tiempo Sol y Luna. Y Piktor le pregunta: “¿Eres acaso tú el Árbol de la Vida?” El Sol lo confirmó riendo; la Luna, con una sonrisa.

 

Flores maravillosas le contemplaron, flores de variados colores, flores que tenían ojos y caras. Algunas reían ampliamente, otras casquivanas; algunas ni se movían ni reían, permanecían mudas, ebrias, hundidas en sí mismas, envueltas en su propio perfume, como sofocadas. Una flor le cantó la canción de las lilas; otra, una canción de cuna azul oscura. Una flor tenía los ojos como un zafiro duro; otra le recordó su primer amor; otra, el color del jardín de su niñez, la voz de su madre y su perfume. Esta se rió, aquélla le sacó la lengua, una lengüita curva, rosada, que se le aproximó. Piktor extendió la suya para tocarla. Le encontró un sabor agrio y salvaje, a racimo y a miel y también como al beso de una mujer.

 

Aquí, entre todas estas flores, Piktor se sintió henchido de nostalgia y temeroso. Su corazón latió fuerte, como una campana, quemándose, tendiendo hacia algo desconocido.

 

Piktor vio ahora un pájaro reclinado en el pasto, refulgiendo de tal suerte que parecía poseer todos los colores.

 

Y Piktor le preguntó:

 

-  ¡Oh pájaro! ¿Dónde se encuentra la felicidad?

-  ¿La felicidad? Se encuentra en todas partes: en la montaña y en el valle, en la flor y en el cristal.

 

El pájaro sacudió alegre sus plumas, movió el cuello, agitó la cola, guiñó un ojo y se quedó inmóvil sobre el pasto. Repentinamente se había transformado en una flor, las plumas eran hojas, las patas raíces. Piktor lo contempló maravillado.

 

Pero casi enseguida, la flor-pájaro movió sus hojas; se había cansado de ser flor y ya no tenía más raíces. Proyectándose lánguidamente hacia arriba, se transformaba en mariposa, meciéndose sin peso, toda luz.

 

Piktor se maravillaba aún más. El alegre pájaro-flor-mariposa voló en círculos en torno de él, brillando como el sol; se deslizó hacia la tierra y, como un copo de nieve, quedóse allí, junto a los pies de Piktor. Respiró, tembló un poco con sus alas luminosas y, de inmediato, se transformó en cristal, de cuyos cantos irradiaba una luz rojiza. Maravillosamente brilló entre la hierba, como campanas que tocan para una fiesta.

 

Así brilló la joya.

 

Mas parecía ya que su fin se acercaba, que la tierra la atraía, y la piedra preciosa fue disminuyendo con rapidez, como si quisiera hundirse bajo la hierba.

 

Entonces Piktor, llevado por un deseo imperioso, tomó la joya entre sus manos y la retuvo. Con fervor miró su luz mágica; traspasaba su corazón una añoranza por todas las venturas.

 

Fue en ese instante que de la rama de un árbol muerto se deslizó la Serpiente y le susurró al oído: “La joya se transforma en lo que tú quieras. Comunícale rápido tu deseo, antes que sea tarde”.

 

Piktor temió perder la oportunidad de alcanzar su felicidad. Con premura dijo la secreta palabra. Y se transformó en un árbol. Porque árbol era lo que Piktor siempre había añorado ser. Porque los árboles están llenos de calma, fuerza y dignidad.

 

Creció hundiendo sus raíces en la tierra y extendiendo su copa hacia el cielo. Hojas y ramas nuevas surgieron de su tronco. Era feliz con ello. Sus raíces sedientas absorbieron el agua de la tierra, mientras las hojas se mecían en el azul del cielo. Insectos vivían en su corteza y a sus pies se cobijaron las liebres y el puerco espín.

 

En el Paraíso, alrededor suyo, la mayoría de los seres y las cosas se transformaban en la corriente hechizada de las metamorfosis. Vio fieras que se cambiaron en piedras preciosas o que partieron volando como pájaros radiantes. Junto a sí, varios árboles desaparecieron de improviso; se habían vuelto vertientes; uno se hizo cocodrilo, otro se fue nadando, lleno de gozo, transformado en pez. Nuevas formas, nuevos juegos. Elefantes trasmutaron sus vestidos en rocas, jirafas se convirtieron en monstruosas flores.

 

Pero él, el Árbol-Piktor, siempre se quedó igual; no podía transformarse más.

 

Desde que se dio cuenta de ello, desapareció su felicidad y, poco a poco, comenzó a envejecer, tomando el aspecto cansado, serio y ausente que se puede observar en muchos árboles antiguos.

 

También los caballos y los pájaros, también los seres humanos y todas aquellas criaturas que han perdido el don de la renovación, se descomponen con el tiempo, pierden su belleza, se llenan de tristeza y preocupación.

 

Una vez, una niña muy joven se perdió en el Paraíso. Su pelo era rubio y su traje, azul. Cantando y bailando, llegó junto al Árbol-Piktor. Más de un mono inteligente se rió destemplado detrás de ella; más de un arbusto le rozó el cuerpo con sus ramas; más de un árbol le arrojó una flor o una manzana, sin que ella lo notase. Y cuando el Árbol-Piktor vio a la niña, fue presa de una desconocida nostalgia, de un inmenso deseo de felicidad. Sentía como si su propia sangre le gritara: “¡Reflexiona, recuerda hoy toda tu vida, descubre su sentido! Si no lo haces, será ya tarde y nunca más vendrá la felicidad.”

 

Y Piktor obedeció. Recordó su pasado, sus años de hombre, su partida hacia el Paraíso y, en especial, aquel momento que precedió a su transformación en árbol, aquel maravilloso instante cuando aprisionara la joya mágica entre sus manos. En aquel entonces, como todas las metamorfosis le eran posibles, la vida latía poderosamente dentro de él. Se acordó del pájaro que había reído y del árbol Sol y Luna. Le pareció descubrir que entonces olvidó algo, dejó de hacer alguna cosa y que el consejo de la Serpiente le había sido fatal.

 

La niña escuchó el ulular de las hojas del Árbol-Piktor, moviéndose en marejadas. Miró a lo alto y sintió como un dolor en el corazón. Pensamientos, deseos y sueños desconocidos se agitaron en su interior. Atraída por estas fuerzas, se sentó a la sombra de las ramas. Creyó intuir que el árbol era solitario y triste, al mismo tiempo que emocionante y noble en su total aislamiento. Embriagadora sonaba la canción de los murmullos en su copa. La niña se reclinó sobre el tronco áspero, sintió como se conmovía y un estremecimiento igual la recorrió. Sobre el cielo de su alma cruzaron nubes. Lentamente cayeron de sus ojos lágrimas pesadas. ¿Qué era esto? ¿Por qué el corazón deseaba hasta casi romper el pecho, tendiendo hacia un más allá, hacia aquél, el bello solitario?

 

El Árbol-Piktor tembló hasta sus raíces, con vehemencia acumuló todas las fuerzas de su vida, dirigiéndolas hacia la niña en un deseo de unirse a ella para siempre. ¡Ay, que se había dejado engañar por la Serpiente y era ahora sólo un árbol! ¡Qué ciego y necio había sido! ¿Tan extraño para él fue el secreto de la vida? ¡No, porque algo había presentido oscuramente entonces! Y con enorme tristeza recordó al árbol que era hombre y mujer.

 

Entonces un pájaro se aproximó volando en círculos, un pájaro rojo y verde. La niña lo vio llegar. Algo cayó de su pico. Luminoso como un rayo, rojo como la sangre o como una brasa, precipitándose en la hierba, iluminándola. La niña se inclinó para recogerlo. Era un carbúnculo, una piedra preciosa.

 

Apenas tomó la piedra en sus manos, cumplióse el deseo del cual su corazón hallábase colmado. Extasiada, fundióse e hízose una con el árbol, transformándose en una fuerte rama nueva, que creció con rapidez hacia los cielos.

 

Ahora todo era perfecto y el mundo estaba en orden. Únicamente en este instante se había hallado el Paraíso. Piktor ya no era más un árbol viejo y preocupado. Y Piktor cantó fuerte, en voz alta: “¡Piktoria! ¡Victoria!” Se había transformado, pero alcanzando la verdad en la eterna metamorfosis; porque de un medio se había cambiado en un entero.

 

De ahora en adelante podría transformarse tanto como lo deseara. Para siempre deslizóse por su sangre la corriente hechizada de la Creación, tomando así parte, eternamente, en la creación que a cada instante se renueva. Fue venado, pez, hombre y serpiente, nube y pájaro; pero en cada forma se hallaba entero, en cada imagen era una pareja, dentro de sí tenía al Sol y a la Luna, era hombre y era mujer. Como río gemelo deslizábase por los países; como estrella doble, en el alto cielo.


miércoles, 23 de septiembre de 2020

Parte 7 - BUSCANDO LA CONGRUENCIA


Parte 7. Hacia una mayor congruencia #PsicologiaHumanista #PsicologiaSocial

El ser humano a menudo miente, oculta sus verdaderos pensamientos, sentimientos y actos porque desde pequeño aprendió a buscar un falso apoyo condicionado si se somete a ciertas reglas que cambian, según la persona y la situación.

Hay que superar estas experiencias infantiles y la influencia del entorno cultural limitante, conectar más con las propias emociones y percepciones, hacia una opinión realmente propia y un sentido de "si mismo".

Pero... ¿Cómo lograr esta autenticidad y congruencia?

Expresar en forma intencional y sin freno las emociones contenidas puede ser un proceso liberador. Este proceso descarta todo tipo de conducta autolesionante e implica reconocer que no se puede convertir a los demás en contenedores de la frustración, rabia y odio acumulado a lo largo de la vida.

Prácticas intencionales para la expresión emocional contenida, como gritar a todo pulmón en un sitio aislado o dar golpes a una pera de box, son de mucha ayuda si y solo si, se hace con la consciencia de que las emociones reprimidas son propias y su armonización interna depende solo de la propia persona y no de alguien más. Debe estar orientado a generar un cambio de perspectiva.

Vivir en función de los impulsos, deseos y emociones es más sano que reprimir pero, su expresión debe considerar alternativas de crecimiento. Expresar asertivamente las emociones es actuar de manera congruente y conlleva a resolver conflictos. No hacerlo conlleva a no tomar las riendas de determinadas situaciones y no permite resolver algunas emociones negativas, lo que afecta la autovaloración.

Referencia

Celis, A. (2006). Congruencia, integridad y transparencia. El legado de Carl Rogers. Revista Latinoamérica Polis. Open Edition Journal.

Parte 6 - LA DOBLE MORAL


Parte 6. #PsicologiaHumanista. #PsicologiaSocial #Congruencia

Este post llama la atención sobre los contextos religioso y de gobierno, con base en los planteamientos de Celis.

El ámbito religioso no escapa a este doble estándar: Si un Papa asume posiciones autocríticas y honestas se genera tensión en el vaticano. El costo económico de rituales y devociones a santos tampoco ayuda. Los principios morales se aplican de modo diferencial a mujeres y hombres; por tanto, son poco o nada igualitarios y en consecuencia inmorales. Quienes no han recibido ninguna de las órdenes religiosas que otorga la Iglesia deben ser célibes por imperativos canónicos mientras que predicadores hablan de valores como la castidad y la integridad, lo cual contrasta con las denuncias sobre pedofilia, violaciones y prácticas sexuales diversas.

En el ámbito de los gobiernos se engaña sistemáticamente y en forma descarada a un país, especialmente en lo referente a DDHH, falsos positivos y escándalos por pago de comisiones a cambio de contratos de obras civiles públicas; es decir, sobornos que también ponen sobre el tapete la doble moral internacional. Todo esto ocurre usando como instrumento a la prensa, entonces hay también en la prensa una doble moral.

Gavotto, O (2016) plantea que los grupos sociales tienden a la dominación y corrupción por la acumulación de los bienes excedentes generados por la comunidad, la corrupción de los sistemas comienza con el deseo de apoderarse de estos excedentes. Los budistas proponen el desprendimiento y el no apego a lo material para mantenerse alejados de esta necesidad de posesión pero no resulta atractivo para la mayoría de las personas por la dificultad que implica renunciar a nuestras ambiciones.

Se necesitan más ejemplos de congruencia e integridad: personas que no renuncien a sus principios y a su verdad, como fuente de inspiración tenemos en la historia muchos casos en los que se ofreció vida a cambio de negación. Tal vez estos casos sean extremos, pero en la vida cotidiana nos ponemos a prueba constantemente. No reemplacemos nuestra integridad y fuerza interior por el afecto y apoyo de las otras personas; es frágil, volátil y condicionado: durará mientras aceptemos las condiciones de los demás, que cambian según la persona y la situación.

Referencias

Celis, A. (2006). "Congruencia, integridad y transparencia. El legado de Carl Rogers". Revista Latinoamérica Polis. Open Edition Journal.

Gavotto, O (2016). La incongruencia del pensamiento y el comportamiento social. Revista Dilemas Contemporáneos: Educación, Política y Valores.

Parte 5 - RELACIONES LABORALES


Parte 5. #PsicologiaHumanista #PsicologíaSocial #LeonardoSchvarstein

Celis (2006) llama la atención sobre los contextos laborales. Afirma que las reglas más retorcidas suelen inspirar las relaciones entre jefes y empleados; manifestándose en mutua desconfianza, hipocresía y doble estándar. Las personas pueden perder su trabajo por motivos imaginarios o por arbitrariedad del jefe; más aún, al darse un despido, lo usual es que no se den las verdaderas razones y no haya transparencia. Así mismo, se dan las situaciones más insanas y destructivas; se premia el bajo perfil, el simular trabajar, la hipocresía y la deshonestidad. Se castiga el expresar las propias percepciones en forma transparente o la denuncia de situaciones oscuras (p.5)

Leonardo Schvarstein plantea que en las organizaciones, algunos grupos de interés no se constituyen necesariamente como grupos antagónicos por diversos factores concurrentes: la coerción implícita en la amenaza de pérdida del empleo, el debilitamiento de las organizaciones sindicales y la fuerza dominante de la ideología neoliberal que naturaliza este orden socialmente instituido. No obstante, también argumenta que esto no debería ser admisible en una organización socialmente inteligente, cuyo gobierno está por definición dispuesto a reconocer la existencia de las inequidades y posee la voluntad política para atemperarlas, lo que implica la aceptación (explícita o implícita) de los conflictos emergentes entre los grupos con intereses contrapuestos, sin que por ello se constituyan en antagónicos. (p. 130-131) 

👉 Organización sujeto: capaz de ejercer plenamente sus elecciones frente a las cuestiones por las cuales se siente responsable y a las que les son exigibles. Es capaz de establecer sus propias coherencias internas y de organizar sus interacciones con el contexto en función de la preservación de las mismas.

👉 Organización objeto: meramente cumple en forma reactiva con los requerimientos externos que se le imponen. Está atravesada por los modelos hegemónicos de la sociedad en la que existe y su orden interno está determinado básicamente desde su exterior.

Ambas hacen parte de una dinámica dialéctica pero en todo caso, es posible reconocer una tendencia a que una posición predomine sobre la otra.
  
Referencias

Celis, A. (2006). Congruencia, integridad y transparencia. El legado de Carl Rogers. Revista Latinoamérica Polis. Open Edition Journal. p. 5

Schvarstein, L. (2004). La inteligencia social de las organizaciones: desarrollando las competencias necesarias para el ejercicio efectivo de la responsabilidad social. Buenos Aires. Paidós. p. 49-50, 130-131

Parte 4 - INFLUENCIA DE LOS SISTEMAS SOCIALES

Parte 4. #PsicologiaHumanista #CarlRogers  #PsicologiaPolitica #HarryEckstein 

"A Rogers le importaban las personas, pero no las instituciones. No le interesaban las apariencias, los roles, la clase social, las credenciales o los cargos, y ponía en tela de juicio a cualquier autoridad, incluyendo la suya propia" (Gendlin, 2002).

Desafortunadamente nuestra realidad es otra: las instituciones sociales al servicio de las apariencias, la supremacía de los roles y la autoridad; los egos inflados subutilizando y a veces menospreciando los derechos, las necesidades, las capacidades y los talentos.

Se requieren ciertas cualidades y rasgos necesarios para una buena política, al igual que leyes y costumbres fundadas en una gran igualdad, sin dejar de lado la buena educación para generar la virtud por medio de los buenos ejemplos (Maquiavelo).

Retomando a Celis (2006), nos recuerda que predomina el simple desprecio por cualquier cosa que no sean los propios y mezquinos intereses, concluyendo que es más importante la forma que el fondo, parecer honesto y decente, no serlo. El dinero y el poder lo permiten todo y son los nuevos fundamentos de la sociedad en que vivimos. La codicia ciega y criminal está destruyendo al planeta, la salud y la educación son los nuevos grandes negocios y la naturaleza es arrasada sin freno, poniendo al planeta en una situación extremadamente peligrosa.

Esto nos lleva a desconfiar de las autoridades políticas, gubernamentales, económicas, eclesiásticas y en general, de todo aquel que detente poder. La mayoría de las figuras públicas tiene doble discurso: no practican lo que predican y a veces hacen todo lo contrario.

Por su parte, ya Eckstein lo había dicho: Los sistemas sociales estables son aquellos en que hay coherencia de tipos de autoridad. La democracia estable es inmensamente difícil de lograr y ha sido lograda en muy pocos casos. La democracia inestable es la tendencia normal. (Harry Eckstein, citado por Wilhelmy von Wolff, M. 1990).


Referencias

Celis, A. (2006). "Congruencia, integridad y transparencia. El legado de Carl Rogers". Revista Latinoamérica Polis. Open Edition Journal.

Maquiavelo, Nicolás. Discursos sobre la Primera década de Tito Livio. trad. cast. Alianza Editorial S.A. Madrid, 1987. Influencia de las cualidades personales y la educación en el comportamiento político. 

Wilhelmy von Wolff, Manfred (1990). Apuntes de Clases. Valparaíso. s.d. Itálicas agregadas. Cit. Con autorización del autor.

Parte 3 - COMPORTAMIENTO PUBLICO Y CREENCIAS PRIVADAS














Parte 3. #PsicologiaSocial #Moscovici #HerbertKelman 

Para entender el concepto de Conformidad, Moscovici (1999) en su definición de influencia social, reconoce dos tipos conformidad y obediencia, en función de la incongruencia entre el comportamiento público y las creencias privadas. La conformidad es un proceso psicosocial.
👉En la conformidad, la persona modifica su comportamiento o actitud para armonizarlos con el comportamiento o actitudes del grupo; se establece un acuerdo en el rango del mismo estatus.
👉En cuanto a la obediencia, la persona modifica su comportamiento para someterse a las órdenes directas de una autoridad legítima; en este caso se impone por autoridad de un mayor estatus. #Incongruecia

Por su parte, Herbert Kelman define tres tipos de conformidad:
1. Conformidad por cumplimiento: se llega a estar de acuerdo con la opinión del grupo, manteniendo para sí mismo las opiniones propias. Hay una división entre el espacio público y privado.
2. Conformidad por identificación: se llega estar de acuerdo con la opinión de la mayoría pero sólo cuando se percibe como miembro competente del grupo. Se vincula afectivamente con un modelo por el que siente admiración y respeto, siendo la fuente de la motivación principal.
3. Conformidad por internalización: la persona se mantiene de acuerdo con la opinión de la mayoría, incluso después de haber abandonado el grupo. Espacio público y privado se mezclan. Largo plazo y la más profunda. Combina lo afectivo con lo motivacional y lo cognitivo.

Celis (2006) plantea que para ingresar a la sociedad debemos conformarnos y cuando nos hacemos adultos, hacemos parte de ese mismo sistema en que generamos la conformidad en otros. Es así como en nuestra sociedad desarrollamos una habilidad para entrenar, engañar y volver cada vez más estúpidas a grandes cantidades de personas.